El coronel al que Fiscalía pide 14.000 € por escribir sobre Iglesias: «Es un escarmiento a los militares»
Diego Camacho, de 76 años, coronel del Ejército jubilado y especialista en Inteligencia, se enfrenta a una posible sanción de 14.000 euros por publicar un artículo sobre Pablo Iglesias cuando éste era vicepresidente segundo del Gobierno. La Fiscalía pide para él 20 meses de multa, con una cuota diaria de 20 euros, por un presunto delito continuado de calumnias con publicidad; o alternativamente, por un delito continuado de injurias con publicidad una pena de 12 meses de multa con una cuota diaria de 20 euros. La querella fue presentada poco tiempo después de estallar el escándalo del chat de WhatsApp en el que un grupo de militares retirados hablaban de «fusilar a 26 millones de hijos de puta». Para Camacho, ex agente del CESID –ahora Centro Nacional de Inteligencia-, esta coincidencia «tiene un significado».
PREGUNTA.- ¿Cuál fue su primera impresión al recibir la querella?
RESPUESTA.- Bueno, mi primera impresión fue de sorpresa, no me lo esperaba. Realmente es por un artículo de opinión, como existen tantos en España. No me esperaba semejante reacción.
P.- En el artículo usted recoge afirmaciones del periodista colombiano Herbin Hoyos. ¿Entiende que se hayan querellado contra usted y no contra este periodista u otros que publicaron informaciones similares?
R.- Pues no se entiende. De todas formas, la fuente no es solamente Hoyos, sino también más periodistas españoles, norteamericanos y sudamericanos. Lo que pasa es que en un artículo de opinión no haces una relación sucinta de las fuentes que tienes. Lógicamente pones el más representativo.
P- Una de las frases que cita en su artículo señala que Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y José Luis Rodríguez Zapatero «han cobrado dinero procedente de desfalcos y del narco venezolano». ¿Cómo llega a esa información?
R.- Es información periodística exclusivamente. Lo que pasa es que, como le digo, son muchas fuentes coincidentes, diversas, procedentes de diferentes puntos geográficos y coinciden en el fondo de la cuestión, por lo que se puede decir que es una información veraz. Ahora bien, independientemente de que sea una información veraz, yo en mi artículo, si usted lo ha leído, lo que le pido al Gobierno es que investigue estas informaciones. Yo no estoy acusando a nadie. De hecho en estos momentos, el único acusado soy yo.
P.- De hecho, usted sostiene que en ningún momento fue consciente de haber calumniado al señor Iglesias. Si es así, ¿cree entonces que se está vulnerando su derecho a la libertad de expresión?
R.- Yo hago uso de mi libertad de expresión en un asunto de opinión, con juicios de valor con arreglo a unas informaciones. Hago un análisis, y lo que es mío, lo que yo digo, son las peligrosas relaciones de Pablo Iglesias, que para mí son peligrosas para los intereses nacionales. Para otros a lo mejor son aconsejables, pero es una opinión.
P.- Entre esas relaciones, por ejemplo, menciona que Pablo Iglesias proporcionó pasaportes falsos a miembros de Hezbolá y también a la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez. No sé si puede contarme algo más al respecto.
R.-Bueno, esas informaciones también proceden de fuentes periodísticas y están acreditadas ante el juez de instrucción con su soporte documental o de vídeo. Es decir, que ninguna de esas informaciones procede de mi iniciativa personal, sino que realmente yo lo que hago es reunirlas todas y entonces considerar. Y lo que considero es que esas informaciones suponen un peligro para la Seguridad Nacional.
P.- ¿Sucede lo mismo con Dina Bousselham y sus supuestos vínculos con la Inteligencia de Marruecos?
R.- El caso de Dina Bousselham es diferente, porque ella es una súbdito marroquí, y no sé si usted sabe que los que nacen marroquíes deben lealtad al Sultán de Marruecos desde que nacen hasta que mueren. El faltar a esa lealtad es considerado, según el Código Penal marroquí, como un delito de alta traición. Y el delito de alta traición está penado con un castigo de 20 años de reclusión o la pena de muerte. El que esta señora sea espía de su país de origen no es ningún desdoro para ella. Yo mismo he sido espía durante más de 14 años al servicio de España. Me han condecorado dos veces y no siento que eso sea un timbre de deshonor para Dina.
En todo caso, lo que supone un peligro para el interés nacional español es si el vicepresidente segundo del Gobierno, digamos, tiene una relación con una persona que tiene esa conexión con Marruecos, en donde, como usted sabe, con cierta frecuencia hay conflictos de intereses tanto en aguas como en territorios, como en temas económicos.
P.- Volviendo al tema de la querella, hace unos meses tuvo lugar un acto de conciliación con la representación legal de Pablo Iglesias. ¿Cómo fue ese acto?
R.- El señor Pablo Iglesias no se presentó. Su defensa me pedía una rectificación y un euro de indemnización. Pero había una salvedad, un corolario, en que se decía que, en caso de aceptar, no excluía el que se pudiera pedir responsabilidad civil, y cifraban la indemnización en varios miles de euros. Por ello, a mí esa conciliación me pareció más que nada un un brindis al sol para darle a la opinión pública la sensación de que el señor Pablo Iglesias, con un euro y la rectificación, se conformaba. Pero no era así. Me parece una trampa. Era un acto de conciliación fallido porque de inicio estaba viciado.
P.- ¿No le sorprende que en ese acto Iglesias pidiera un euro y ahora la Fiscalía le pida 14.000?
R.- Yo creo que la Fiscalía ahora lo que pide es prácticamente unas cantidades que vienen a sumar lo que se solicita en el escrito de la defensa de Pablo Iglesias. No estoy seguro de la cifra, pero creo que son 19.000 euros. Pero lo que más me sorprende de todo este asunto es que una vez presentada la querella la jueza de instrucción archivó esta querella, en base a numerosas sentencias del Tribunal Supremo referentes a la libertad de expresión y al sometimiento a la crítica de los que ocupan cargos públicos, se ordene desde la Audiencia Provincial reabrir el tema otra vez en base a que había que llevarlo a juicio oral. Yo realmente las bambalinas de por qué se produce este hecho las desconozco. Lo único que sé es que se produjo.
P.- Usted sostuvo en alguna ocasión que Pablo Iglesias ha vertido palabras más duras sobre periodistas que las que usted vierte en su artículo. ¿Cree que hay un doble rasero a la hora de juzgar este tipo de asuntos?
R.- Yo lo que digo es que con mucha frecuencia escucho en la radio y leo en los periódicos y en las revistas las vinculaciones de Pablo Iglesias y su partido con el Gobierno venezolano. Por ello me parece sorprendente que realmente se vaya a poner una querella contra mí. Pero quien tiene las claves es el señor Pablo Iglesias. ¿Por qué me escoge a mí y no escoge a las personas que aparte de hablar han escrito libros sobre él, sobre el caso Neurona, sobre la financiación, etcétera?
P.- La interposición de la querella coincidió en el tiempo con el escándalo de los mensajes de WhatsApp de un grupo de militares retirados. ¿Fue un aviso velado por lo que se difundió en ese grupo?
R.- Bueno, yo creo que más que WhatsApp, aquello fue una carta. Una carta que firmaron varios oficiales retirados. La querella se produce poco después de esa carta. Yo no sé si es motivado, como decir, hombre, ahora vamos a pillar a éste para dar un escarmiento. Pero existe una coincidencia en el tiempo, y ya sabe que en la guerra y en la política las coincidencias tienen siempre un significado. Pero yo no sé cuál.
P.- Usted sirvió durante 17 años en el CESID, denunció el 23-F, estuvo destinado en Guinea, Costa Rica, Marruecos y Francia, donde su papel ayudó a desbloquear con la reforma del Código Penal las extradiciones pendientes de miembros de ETA… ¿Qué resaltaría de esas casi dos décadas de servicio a España?
R.- Me queda un recuerdo imborrable. En esos años fui condecorado dos veces por mi país en base a mis servicios con la Cruz al Mérito Militar de Primera Clase con distintivo blanco y después con la encomienda al Mérito Civil también. Me queda un recuerdo muy agradable, sobre todo porque en esos años me sentí útil al servicio de España y, en concreto en mi último destino, donde se consiguió desarticular la cúpula económica y logística que tenía ETA en un pueblo de Francia que se llama Bidart. También la reforma del Código Penal, que desactivó todo el obstáculo que había entre España y Francia para ejercer las extradiciones de los etarras con delitos de sangre. Aquello fue una labor de equipo de todos los que trabajábamos en ese momento en la Embajada.
P.- Cuando fue apartado de su puesto, en 1997, y posteriormente encarcelado durante un mes y medio, el entonces portavoz de Izquierda Unida en la Comisión de Defensa del Congreso le transmitió su apoyo. ¿Eran entonces las relaciones con la izquierda mejores que las de hoy?
R.- Realmente Izquierda Unida, de la mano de Willy Meyer y de la mano del señor Anguita, nos ayudó mucho. Hay que decir que nuestra expulsión del del Centro de Inteligencia fue motivada porque el Gobierno de Aznar, que acababa de ganar las elecciones, dio el mando de los servicios de inteligencia a los que habían estado implicados en el golpe del 23-F. Entonces quedábamos dos agentes que nos habíamos opuesto en su día a los golpistas y, cuando estos llegaron, lo primero que hicieron fue tomarse cumplida venganza de nuestra resistencia de 16 años antes. Aquella fue una experiencia triste por cómo se produjo nuestra salida del CESID. Pero bueno, son gajes del oficio. Yo me siento muy orgulloso de haber defendido la Constitución española en el año 81. Estoy orgulloso de haber defendido la lealtad del servicio al presidente Suárez, que era nuestro jefe natural, y de verme opuesto a los golpistas, que después de 16 años se tomaron la venganza y nos pusieran en la calle. Cosas de la vida.